domingo, 30 de agosto de 2009
Ella se atrevió, ¿porqué yo no?
viernes, 28 de agosto de 2009
Un cheque por diez millones... de días trabajados :-)
Trataré de ilustrar mi punto con un ejemplo: hace poco, en clase de responsabilidad social vimos un capítulo de una serie llamada "The secret millionare" en el que un joven empresario decide hacer una donación, pero es su deseo involucrarse primero para decidir dónde su dinero sería más productivo. Así llega a un centro ubicado en una zona marginal en Londres en el que se pretende alejar a los jóvenes de las drogas y la delincuencia acercándolos a actividades de recreación sanas. Durante el tiempo que estuvo en el centro, sufrió un proceso de concientización muy crudo, en el que se da cuenta de la realidad que se vivía en esa comunidad, sin embargo creo que es más importante el proceso de sensibilización que sufre, ya que en ese tiempo comienza a darse cuenta de que no son tan importantes las sumas de dinero entregadas, sino el trabajo realizado y que más allá de que un proyecto sea muy ambicioso monetariamente, lo importante es el impacto conseguido en las personas.
Y es precisamente ése el punto que quisiera rescatar, ya que si bien, tal vez ninguno de nosotros podrá jamás hacer una donación de magnitudes millonarias (qué más quisiéramos!!!!), creo que la parte de lograr involucrarnos con la gente de un proyecto es la parte más gratificante y rica a la que tenemos acceso cuando realizamos este tipo de trabajo. Yo creo seriamente que en el trabajo social es indispensable sentirse parte de eso por lo que se trabaja (llámese una persona, una comunidad o un país), como un alimento constante que nos recuerda directo al corazón que nuestra labor tiene sentido.
miércoles, 26 de agosto de 2009
De qué hablamos cuando decimos ciudadanía y responsabilidad social???
Sobre responsabilidad social hablamos mucho sobre que no bastaba con dar a la gente, si no que era cuestión de educar, de colaborar con los otros para que se valgan solos, de hacer lo que nos corresponde y de hacernos concientes de nuestra participación en esta realidad social que también nos pertenece y de generar ideas para cambiarla.
Sobre ciudadanía platicamos que lo principal era la participación, el hecho de no quedarnos conformes con las injusticias de las que somos testigos, sobre nuestro deber de integrarnos desde nuestra individualidad hacia la colectividad que son los otros, de compartir y de no conformarnos con estar bien sólo nosotros.
Esta clase de diálogos con los compañeros de clase son muy enriquecedores y muy buenos, espero seguir teniendo la oportunidad de seguir compratiendo con los otros mis ideas.
lunes, 24 de agosto de 2009
Aprender viviendo
"-Responsabilidad social y ciudadanía, mmmmmm suena como a la Constitución-" . Fue eso lo primero que pensé cuando mi director me avisó que tomaría esa materia como parte de la perspectiva sociopolítica de mi escuela, entonces me imaginé leyendo otra vez la quinta disciplina, Martes con mi viejo profesor y otros tantos títulos que si bien son muy buenos e interesantes, estaban en mi biblioteca empolvándose junto con mis intenciones severas de algún día cambiar al mundo.
Entonces leí el programa de la materia y me di cuenta de que sería todo menos teórica. -¡Estoy lista para la acción!- me dije, y ahora sí quiero comprometerme con algo, o con alguien, para que aquellas palabras se lleven a la praxis. Así que mejor me dejo de discursos y me pongo a pensar qué voy a hacer, cómo me voy a involucrar, cuándo y dónde cambiaré realidades... y veremos que resulta después.
Bitzy araña subió su telaraña
Es aquí donde entra la parte que requiere ser educada en los individuos, y es que es necesario hacernos concientes de que vivimos en una sociedad que por su constitución se asemeja mucho a una telaraña: elementos inegablemente ligados entre sí, en los que un impulso tarde o temprano se convertirá en una onda que se expanderá a lo largo de la red.
Así que no podemos excluirnos de nuestro impacto en el mundo, ya que cada hilo que jalemos moverá como consecuencia otros tantos, pero también otro hilo que no sujetemos hace que nuestra telaraña sea más débil y no pueda sostener nada. Y es justo aquí donde entra la reflexión sobre TODO lo que dejamos de hacer por los otros, pecado de omisión diría un religioso, pero más bien creo que es pecado de inconciencia, de no saber de mi conexión con el otro, de moverme sin reflexionar el impacto; así que nuestra primera tarea consiste en pensar, en no actuar ni decidir sin más, sino haciéndonos a la idea de que esto que haga puede afectar a este o a aquel individuo.
Words of wisdom...
Leo Buscaglia